Hoy, en Mocca Magazine, charlamos con Mónica Egido, autora de FOMO. La artista nos explica todo sobre este proyecto, que plantea una reflexión sobre la necesidad de parar en la frenética sociedad actual.
Mónica Egido es fisioterapeuta desde hace diez años, trabajo que compagina con sus creaciones fotográficas. Su último proyecto, FOMO, le ha conseguido un premio Tara for Art. Mónica nos cuenta que el proyecto nace de su labor como fisio: “En consulta empecé a ver que muchísimos pacientes tenían otras patologías asociadas al problema con el que venían a consulta, sobre todo relacionado con problemas digestivos, problemas en el sueño, bruxismo y demás.” Mónica, formada en neurociencia, sabía que estos problemas, cada vez más comunes, vienen de la relación que tenemos con el tiempo y el estrés que genera gestionarlo. Es cuando empieza a sufrirlo ella misma cuando da comienzo este proyecto: “Justo después de la pandemia, yo comienzo a ir a terapia porque tengo mis primeros brotes de ansiedad y junto con la ansiedad empiezo a tener también alguno de estos síntomas. Entonces, empiezo a hacer una investigación -desde el punto de vista filosófico, antropológico, social e incluso físico- de la relación del ser humano con el tiempo a lo largo de nuestra historia.”
Poco a poco, va naciendo FOMO, una reflexión sobre la necesidad de parar que acaba tomando la forma de una pieza de video y una serie de fotografías. En el vídeo, de 30 minutos, Mónica hace precisamente eso, parar: “Cuando propuse esta pieza en la que estoy media hora totalmente quieta delante de una silla, todo el mundo me decía que nadie se iba a quedar a verla entera, pero es que ese no es el objetivo. Mi objetivo es generar un diálogo, un poco incómodo, con el espectador. Hoy en día estamos constantemente expuestos a estímulos rápidos y constantes, y mi idea es que el espectador tenga esa sensación de «estoy perdiendo el tiempo», lo que puede hacerte plantearte que eres de esas personas que tampoco se permiten parar, que estás aprovechando el tiempo constantemente, que necesitas estar produciendo constantemente.”
“Sería maravilloso que alguien fuera a un espacio expositivo y vaya con el objetivo de buscar o recibir información y de repente se encuentre con algo que es todo lo contrario, que no tenga ningún tipo de estímulo y piense «tengo media hora para sentarme aquí a no hacer nada a poder aburrirme a escuchar mi respiración a conectar con mi cuerpo… qué maravilla». Si de todas las personas que vienen a la pieza, uno o dos hiciera eso, sería maravilloso, pero yo sé que la realidad es que a los cinco minutos la gente va a estar mirando el reloj y va a decir «bueno, ¿pasa aquí algo o no?». Pero es también el objetivo, porque yo lo que quiero es hacerte ver que estás dentro de ese mecanismo de funcionamiento. Y que tenemos que salir de ahí.” FOMO, tal y como nos describe su autora, tiene dos partes.
Mientras que el video representa el cuerpo, la exposición fotográfica que lo acompaña está pensada para simular la mente de una persona con ansiedad o estrés: “La pieza de video no tiene sonido y el movimiento es súper lento, mi objetivo es representar el cuerpo, o sea, la parte externa de una persona que sufre por ejemplo ansiedad. Tú la puedes ver y está tranquila, normal, no está en un estado de pánico súper alterado. La instalación fotográfica son cientos de fotos recubriendo todas las paredes de una sala. Es como entrar dentro de la cabeza de esa persona. De repente, miles de fotografías de tres series diferentes chocan entre ellas y recubren todas las paredes de una sala. Es una visita a una mente en un estado de multitasking, a punto de explotar, esa sensación de cuando tienes una crisis de pánico o de ansiedad, que sientes que no puedes ni respirar, que tienes una losa en el pecho. Pues un poquito pretendo generar esa experiencia al espectador.”
“Es una visita a una mente en un estado de multitasking, a punto de explotar, esa sensación de cuando tienes una crisis de pánico o de ansiedad, que sientes que no puedes ni respirar, que tienes una losa en el pecho”
Para FOMO, Mónica ha elegido ser su propia modelo, tal vez por lo personal que es este proyecto: “Para el desarrollo creativo del proyecto, necesitaba que fuera una especie de terapia para mí. Necesitaba exponerme, tanto semidesnuda en la pieza de vídeo como desnuda en las fotografías, porque yo hacía muchísimos años que no me ponía delante de mí cámara. Al igual que muchísimas mujeres de mi generación, tengo un problema de autoaceptación corporal porque no hemos tenido referentes de cuerpos no normativos. La manera más clara de exponerme de esta manera era ante mi cámara y tener que luego editar las propias fotos. Creo que la mejor modelo que podía elegir era yo, para no solo exponerme con respecto a mis procesos de ansiedad y obligarme a parar, si no para obligarme también a ver mi cuerpo en todas sus perspectivas. Para mí, el cuerpo es una herramienta de transmisión de emociones muy potente.”
Las imágenes nos muestran un entorno natural, alejado de las grandes ciudades, tan relacionadas con esta “cultura del no parar” que Mónica quiere denunciar: “Las fotografías y la pieza de vídeo, que es la pieza principal del proyecto, están hechas todas en el mismo lugar durante dos años. Yo quería hablar de esa relación del ser humano con el tiempo, y quería obligarme a mí misma a parar porque es un proyecto totalmente autorreferencial. Visité el mismo lugar cada tres meses durante dos años y por eso se obtienen diferentes colores del suelo, de la tierra.”
“Este lugar, que está en la provincia de Salamanca, no lejos de mi pueblo, lo llevo visitando más de 10 años y para mí es como entrar en una realidad paralela de este mundo. Es el lugar que más paz y calma me transmite, el tiempo allí es totalmente irrelevante para mí, es como que no existiera ese paso del tiempo. Algo que yo también quiero transmitir con el proyecto, y que también me cuestiono, es nuestra percepción del tiempo dependiendo de nuestro estado emocional.”
El proceso de ir a ese lugar, explica, también supuso un ejercicio de salir de la rutina: “Ir durante dos años cada dos meses a este sitio tampoco ha sido fácil, porque claro, yo vivo aquí en Madrid y me tengo que desplazar hasta allí para hacer todas estas piezas y poder materializar mi idea. También hay que tener en cuenta que si de repente hace mal tiempo y no tengo esos cielos azules que quería capturar, no puedo hacer las fotos.Es algo con lo que tengo que lidiar porque muchas veces tengo esta necesidad de tenerlo todo perfectamente organizado. Las dificultades forman parte del día a día y al final te chocas muchas veces contra esa pared.”
“Incluso saliendo de una gran ciudad como es Madrid, que parece que te atrapa en esa velocidad constante, en ese constante producir; si tu llevas mucho tiempo con esas redes de comportamiento activas, lo que ocurre es que aunque te vayas a un sitio totalmente tranquilo, es muy difícil parar. Tu mente se quiere seguir comportando igual.” Llama la atención que, tanto en el video como en las fotografías, el único elemento que acompaña a Mónica es una silla.
La artista nos cuenta que la silla tiene un significado en cada una de las partes de FOMO: “En la pieza de vídeo, para mí la silla significa la decisión de parar, de hacer ese cambio en mi estilo de vida. Ese cambio de saber coger las riendas de mi vida para cambiar mi estado de salud. En las fotografías, la silla en la es mi objetivo, corro alrededor de ella, pero no sé muy bien a donde voy o cómo la voy a alcanzar. Esa sensación que tenemos los jóvenes de miedo al futuro, pero con ganas de llegar a mil objetivos. Al final, tenemos esa incertidumbre constante porque no sabemos muy bien qué nos depara el futuro.”“Miedo a no llegar y culpa si no llego…” FOMO son las siglas de “Fear of missing out”, en nuestro idioma “miedo a perderte algo”.
Mónica enfoca este proyecto más hacia la culpa que al miedo, ya que considera que en este caso están muy relacionados:“El límite entre el miedo y la culpa es una línea muy muy fina. En las fotografías ese límite está representado por el horizonte. Es un poco esa sensación de querer tenerlo todo perfecto pero a la vez nunca llegar, es ese correr hacia un horizonte pero nunca ves que hay al otro lado, porque nunca vas a llegar a esa perfección. Y encima tenemos la carga de la culpa por no llegar. Miedo a no llegar y culpa si no llego, por eso la línea es tan fina.” En su perfil de Instagram, Mónica ha subido algunos posts explicando parte de la extensa base teórica de este proyecto. Nos explica que es una manera de dar contexto para entender FOMO, ya que no le gusta definirse como divulgadora: “Hay que tener cuidado porque ahora todo el mundo “divulga”, vamos a decirlo de esa manera. Obviamente las personas que se dedican a eso no lo van a hacer desde un punto de vista negativo para quererte hacer mal, pero quizás no están viendo el trasfondo que puede tener dar este tipo de consejos e información. Tú no sabes quién está al otro lado de ese libro, al otro lado de esa pantalla, al otro lado de ese Instagram, no sabes con qué lidia en su día a día. No sabes su situación económica, que es una de las cosas que obviamente más influye en nuestra salud mental, si tú le dices que se tiene que comprar no sé qué para que le vaya súper bien en la vida y no puede permitírselo, de nuevo viene la culpa.”
“Creo que este proyecto es muy generacional. Yo soy de la generación de los 90, y creo que en gente de mi edad está muy interiorizado que tenemos que hacer muchas cosas e ir a todos lados corriendo, porque nos han dicho que hay que hacer las cosas ya. Es un problema a nivel social. Nuestra generación hemos crecido bajo la premisa máxima de la meritocracia, de que si nos esforzamos conseguiremos todo lo que queremos, que si estudiamos mucho tendremos estabilidad económica … Y la vida parece que se nos escapa.” El pasado mes de mayo, FOMO fue uno de los proyectos ganadores de la primera edición de los premios Tara for Art.
La fundación Tara for Women ayuda a mujeres emprendedoras a impulsar y desarrollar sus proyectos: Me hizo muchísima ilusión recibir ese premio porque desde Tara confiaron muchísimo en mí, en el sentido de ver viable utilizar el arte como ese mecanismo de difusión de conocimiento. Me parece súper interesante que alguien quiera ayudar a mujeres que están intentando empezar en el mundo del arte, que es muy complicado. Si no tienes ayuda o un familiar que se dedique ya, es muy muy difícil entrar en galerías, en museos… y hay muchísimas mujeres contando cosas muy interesantes que nunca llegan a esos espacios.”
La artista nos cuenta que buscar y presentarse a oportunidades de este tipo se ha acabado convirtiendo casi en parte de su trabajo: “El poco tiempo que tengo lo dedico a la búsqueda de convocatorias y premios. Sobre todo para conseguir financiación y poder hacer de manera física una exposición y producir las piezas, o para poder mostrar un proyecto cerrado como era este.”
“FOMO es el primer gran proyecto que hago en mi carrera como artista. Durante estos años he empezado a usar el vídeo y la performance, que eran maneras de transmitir todo este conocimiento que nunca había probado y de los cuales me he enamorado. La performance para mí ahora es una manera de usar el arte que me aporta muchísimo, los siguientes proyectos van a ir acompañados de performance.”
FOMO ha estado expuesto en GÄRNA ART GALLERY con motivo de los premios Tara. Mónica nos adelanta que en septiembre podremos ver la pieza de vídeo en el Centro de Arte Contemporáneo de Alcobendas, formando parte del festival del máster de PHotoESPAÑA, del que ha sido alumna. La artista nos asegura que sigue buscando lugares en los que poder exponer el proyecto en su totalidad: “Mi objetivo es conseguir un espacio expositivo para darle esa forma, de una sala con todas esas paredes recubiertas para generar esa mente y la pieza de vídeo en otra sala, para que sea una exposición interactiva con el espectador. Me gustaría incluso generar espacios de debate, que al final también es lo interesante de tener un espacio expositivo en el que estás presentando algo así. Me gustaría invitar a gente de la neurociencia, gente de la meditación con la que yo estoy muy en contacto, incluso invitar a antropólogos o antropólogas, gente especializada para hablar sobre todos estos temas y crear esos espacios de debate.”“Hay muchísimas mujeres contando cosas muy interesantes que nunca llegan a esos espacios expositivos” Gracias al premio, Mónica tiene la oportunidad de poder financiar otros proyectos, y ya está pensando en cual puede ser su temática: “Yo me dedico a la obstetricia actualmente, acompaño a mujeres durante todo el embarazo, preparación del parto y postparto. Entonces, estoy intentando desarrollar un proyecto para hablar sobre violencia obstétrica que sufren muchísimas mujeres durante todo el proceso, no solamente en el momento del parto. Me parece también muy interesante sacar a la luz los testimonios de estas personas. Por otro lado, también está en mente intentar hacer un proyecto sobre dolor permanente, sobre dolor crónico, porque es algo que atañe a muchísimas personas.”
“Mi objetivo como artista, a día de hoy y a la larga en el resto de proyectos, es transmitir a la sociedad todo ese conocimiento que tengo en neurociencia relacionada con la salud, a la sociedad. Siento que desde la clínica, como sanitaria, cuesta mucho llegar a la gente, entonces creo que el arte es muy buen mecanismo de transmisión de toda esa información.”
Tras hablar un rato con Mónica y observar su pasión al explicarnos el proyecto, no nos cabe duda de que tiene un futuro prometedor en el mundo de la fotografía. El futuro, que tanto estrés nos provoca a los jóvenes, será un poco mejor y un poco menos frenético gracias a proyectos como FOMO, que nos hacen ver lo necesario que es parar de vez en cuando.