Nevver, los niños de los 90, viajan a la melancolía en Siroco

El grupo Nevver de Getafe, compuesto por Javier Aparicio, Borja Aranda y Raúl Serrano, presentaron su nuevo álbum ‘999’ en la mítica Sala Siroco el pasado sábado. Un disco que bebe del techno pop y dream house y que marca un punto de inflexión de sonido para la banda.

En 2019, lanzaban su primer LP, ‘Disforia’, que tenía por bandera remover las entrañas y descolocar al oyente con la combinación significativa de elementos sonoros y juegos estilísticos propios del shoegazing, trap, dream-pop, hip-pop y synth-pop. Muestra de su valor diferencial respecto a la corriente actual de las bandas jóvenes de la capital.

Ahora, con el disco ‘999’ pretenden cautivar con su género urbano de melancolía donde en cada letra se dejan la piel y enseñan gran parte de su vida entre líneas, mientras se camuflan con ese flow apesadumbrado de autotune. Un nuevo álbum que alberga la producción de Leftee y Rare con el que rinden un homenaje al poeta canario Félix Francisco Casanova, a través de la titulación de cada canción basados en los poemas del escritor.

Nada más comienzan a sonar, lo tienes claro. El conjunto musical madrileño no te deja indiferente. Con el nuevo trabajo te invitan a moverte en la pista de la sala. El directo, precedido de la banda Interrogación Amor, también del sello Elephant Records, fue un viaje a lo trascendental y emocional mediante antiguos y nuevos temas.

Uno de los temas que inundaron la sala fue el single ‘Amaneciendo Y Anocheciendo’ con el lema «por las veces que nos han hecho daño». El público de Siroco se agitó con la letra y melodía como si de un himno nacional se tratase.

Otra de las composiciones que aparecieron en la escena musical fue ‘Siempre Triste Y Azul’. Uno de los temas más honestos y viscerales de la banda que consiguieron emocionar incluso a los presentes que escuchaban por primera vez el tema.

Llegó el momento de subir el volumen y reventar la noche de la capital con el single ‘Tu boca mordiéndome el labio’. Un sonido directo, así como en la parte letrística del tema, con influencia del trap y un baile onírico que te enganchan al directo queriendo más dosis de Nevver. A continuación, ‘3AM’, canción del anterior disco ‘Disforia’, también estuvo presente en el bolo del grupo. Con su mítico «niños de los 90» que, a raíz de una sinergia de elementos electrónicos y un justo autotune, trasladaron a todos a una historia de amor trascendental.

A base de una secuencia de temas como ‘Cuando La Noche Me Aprisiona’, ‘Varsovia’, ‘Duelo’ o ‘Espero Que Nos crucemos Al Doblar Una Vida’, Nevver capitaneó el concierto como un grupo consagrado, a pesar de algunos problemas y ajustes de sonido que el mismo Javier, vocalista del grupo, pedía al equipo técnico. Porque, al final, la banda consiguió aquello que solo la honestidad lo hace: Conectar fuerte con el público. Y no fue para menos. A golpe de «cantar sus dolores como Lola Flores», embaucaron a los asistentes que empatizaron con cada tema como una propia etapa y lección de vida.

El final llegó con un gran ‘Tiernos Maullidos Eléctricos’, a través de un sonido de guitarras, teclados y una base synth-pop que contrastaba con los sentimientos del cantante. Nadie quería irse de la sala, mucho menos los amigos y cercanos de los componentes del grupo que vivieron con auténtico furor el concierto. Javier se despidió entonando el estribillo «no confundas silencio con olvido».

Y llegó el silencio, pero lo que parece que nunca caerá en el olvido será el sonido de Nevver. Una propuesta emergente, que tiene un gran espacio en el panorama musical actual, con la que nunca parar de tocar techo.

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