La sonrisa de Mona Lisa

La sonrisa de Mona Lisa es una película ambientada en el año 1953, y en ella nos muestra el cambio que genera una profesora de Historia del Arte en sus alumnas de un colegio conservador británico, en el que está intrínseco el hecho de que estudian para no acabar ejerciendo de ello si no para acabar siendo amas de casa. Esa profesora lucha contra el sistema establecido durante toda la película, intentando motivar a sus alumnas para que miren más allá de ese destino predeterminado en la sociedad con el que nos tenemos que conformar y al que nos tenemos que adaptar como mero complemento del “marido de turno”.

Hay reflexiones cruciales por parte de varias alumnas sobre sus respectivas vidas, las más destacadas en la película son las que se replantean seguir adelante con su futuro académico y laboral, incluso una de ellas que desde un principio no le gusta un pelo los cuestionamientos de la profesora Katherine, precisamente por atentar contra ese sistema misógino establecido, acaba dando un cambio rotundo como personaje. No os vamos a decir cuál para no destriparos el argumento, solo os advertimos de que puede dejaros los ojos más brillantes de lo normal.

(Se recomienda leer como apuntes mientras se ve la película, pero si acaba cumpliendo la función de poneros los dientes largos y incitaros a verla, su objetivo estará igual de cumplido )

Ficha  técnica

Título original: Mona Lisa Smile

Año: 2003

Duración: 117 minutos

País: Estados Unidos

Dirección: Mike Newell

Música: Rachel Portman

Reparto: Julia Roberts, Kristen Dunst, Julia Stiles, Marcia Gay Harden, Maggie Gyllenhaal, Dominic West, Juliet Stevenson, Topher Grace, John Slattery, Ginnifer Goodwin, Lily Rabe

Está preciosa película dirigida por Mike Newell y protagonizada por la memorable Julia Roberts, narra la historia de una profesora de Historia del Arte que se adentra en una de las universidades más conservadoras de la nación, como bien explica un diálogo al principio de la película:

“Katherine Watson profesora primeriza en la universidad de Oakland compensaba con inteligencia su falta de pedigrí. De ahí que esta bohemia de California se dirigiera a la universidad más conservadora de la nación. Pero Katherine Watson no vino a Wellesley para amoldarse, vino a Wellesley porque quería cambiar las cosas.”

En los primeros minutos de película se ve cómo las alumnas tienen un diálogo con la rectora de la universidad antes de entrar al salón de actos para inaugurar el curso académico con el siguiente diálogo:

Rectora: “¿Quién llama a la puerta del saber?”

Alumna: “Soy todas las mujeres”

Rectora: “¿Y qué te ha traído hasta aquí?”

Alumna: “Busco despertar mi espíritu a través de la perseverancia y dedicar mi vida al conocimiento”

Rectora: Pues bienvenida.

Antes de acabar esa frase, enfocan a la profesora Katherine reflejando una cara de orgullo y esperanza, transmitida tanto por su sonrisa como por el brillo de sus ojos. Después la rectora acaba invitando a todas las mujeres que deseen a seguirla para darles la bienvenida.

Contextualizando un poco, tenemos que recordar que las mujeres llevamos muy poco tiempo con el derecho de cursar estudios superiores, es decir, universitarios y academicistas, y más adelante hay un diálogo que lo representa a la perfección. (Aún así, seguimos sin ser bienvenidas en las altas esferas independientemente de que podamos acceder a ellas).

Es interesante que la película nos recuerde que hasta hace no más de 50-60 años, las mujeres tenían asignaturas exclusivamente suyas, en las que se las educaba para mantener la compostura, ser unas buenas anfitrionas, amas de casa y por supuesto, para tener un humor invencible con el cual tenían que sobrellevar, o mejor dicho, soportar a sus maridos malhumorados después de un largo día de trabajo (como si ellas no trabajarán; en la casa, cuidarán a sus hijos..etc ) los cuales, ni siquiera darán las gracias por ese manjar cuidadosamente cocinado situado delante de sus narices.

En un momento dado, una señora que parece ser secretaria de la universidad, genera una conversación en la que deja muy claro que había gente que no quería que viniera como profesora, que eran plazas muy exclusivas para, ya sabéis, la gente adecuada/oportuna. Pero la persona que iba a ocupar su plaza se tuvo que ir a otra universidad y no había nadie más disponible. 

El director le llama la atención después de su primera clase, y delante de un tribunal es cuestionada por ese hombre empezando por el tema de su tesis, en el que defiende que Picasso será tan importante como Miguel Ángel lo fue en su época. Sé la cuestiona por esa iniciativa de estudio, de innovación. Como a todas las mujeres.

Amanda Armstrong es otro personaje, otra profesora de la universidad, la cual empatiza y es franca con ella. En un diálogo que tiene Katherine con la profesora de compostura, esta le hace entender que Amanda había perdido recientemente a su compañera, utilizando el famoso eufemismo de compañera para no decir novia de forma violenta, como si lo fuera, pero en ese momento (y en muchas ocasiones a día de hoy) se utilizaba. Su “compañera” fue profesora de Biología durante 30 años en esa misma universidad. Después de ese desafortunado diálogo Amanda le aconseja a Katherine que tenga cuidado, tanto con el alumnado como con el profesorado, utilizando la maravillosa frase de “demasiada independencia les asusta”.

La segunda clase se puede ver claramente cómo la profesora desafía a las alumnas y mediante el diálogo las incita a pensar por sí mismas sobre una obra en concreto que no habían visto jamás, es decir, les está enseñando a tener pensamiento crítico, ella misma dice:

“Vamos señoritas. No hay respuesta incorrecta, ni tampoco un libro de texto que les diga qué pensar. No es sencillo, ¿verdad?”

Y a partir de ahí genera un comentario bastante grotesco de una de las alumnas, las preguntas clave a la hora de hablar de Arte y de Historia del Arte, empezando por la más importante:

 ¿Qué es el arte?

Más adelante se puede ver un claro ejemplo, que sigue sucediendo a día de hoy en nuestra sociedad, en el que una alumna dice que Katherine le parece fabulosa y la otra alumna responde diciéndole:

“Pues nadie la quiso”

Como si eso impidiera ser fabulosa, como si estar con un hombre te hiciera válida, dejando entre ver el claro perjuicio violento de infravalorar a las mujeres por ser “solteronas”.

Algunas de las profesoras potencian todo este tipo de comportamientos (ya que el machismo es algo que las mujeres también han tenido y tienen intrínseco por el sistema que las ha criado) incluso hacen juegos muy parecidos a tirar el ramo en las bodas, pelearse por ver quién será la próxima en casarse, como objetivo crucial e único en sus vidas (con hombres, claro).

Más adelante despiden a la profesora Amanda por proporcionar anticonceptivos a las alumnas, todo provocado por un artículo bastante misógino escrito por una de las alumnas en la que acusa ese comportamiento como “promiscuidad sexual”.

En una de las clase de compostura, la profesora deja entre ver que lo importante es la validación que les vayan a dar sus maridos cuidando de ellos y de sus hijos.

En una conversación fuera del horario de trabajo, un profesor conocido por acostarse con las alumnas, tiene un diálogo con Katherine digno de destacar:

Profesor: ¿Tienes novio?

Katherine: Si

Profesor: Si fueras mía no te dejaría marchar

Katherine: Tampoco te pediría permiso

Una de las partes más sublimes de la película es una escena que podríamos llamar “El papel para el cual han nacido”:

Como bien dice la redactora en una de las escenas “Hace cien años era inconcebible que una mujer pudiera licenciarse en la universidad. Debería mirar atrás y ver lo que hemos avanzado”. La última frase no es poco común que digamos.

Si la veis, espero que os emocione la escena final en la que mediante un acto simbólico te das cuenta que en los ojos de la más guerrera de todas a favor del patriarcado, dado que es lo que le han enseñado y exigido, se genera un cambio repentino con el que acaban creándose varios lazos de hermandad más fuerte que todo eso.

Sahara Dolores
Sahara Dolores

Me describo como una persona a la que le gusta mucho aprender intentando tener un pensamiento crítico. Empecé a escribir como medio de expresión a los quince años, pero es algo que he llevado en la sombra, así que me enorgullece mucho poder sacarlo a luz. La escritura nació de mi interés por lectura, es uno de mis grandes salvavidas con la creación artística.

Lleno de vitalidad, en aspectos dulce pero también intenso, así es MOCCA. Puedes leernos tan rápido como si se tratara de una taza de tu café favorito.

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