El diseñador libanes expone una vez más su esencia donde el vuelo, la gasa y el tul siempre tienen cabida
Hay vestidos que nos hacen sentirnos seguros, mientras que hay otros que nos hacen soñar y anhelar una ocasión especial para poder llevarlo. Elie Saab destaca por su capacidad de conexión, emoción y romanticismo. No hay vestido o prenda que no emane la esencia del diseñador. Donde la delicadeza es una seña de identidad y el brillo un signo de expresión.
ES, Elie Saab, inauguró su pequeño taller en el Líbano y empezó a confeccionar vestidos de novia. Su crecimiento fue exponencial, logrando ser el primer diseñador no italiano que se convirtió en miembro de la Cámara Nacional de Moda Italiana en 1997. Así mismo, ha sido el primer diseñador libanés en vestir a una ganadora del Oscar, Halle Berry, en 2002. Sin duda, es una figura consolidada en la industria de la moda, cuya identidad está fundamentada en una serie de características que hacen que cada diseño sea reconocido.
Ayer, 6 de abril, se presentó la nueva colección Bridal Spring-Summer 2022. Un “mar de tonos marfil” así son los tonos de las prendas. Cintura marcada, escotes en pico, transparencias, tul y encaje, detalles strass, botones joya, corsetería… Esta nueva colección presentada como un cortometraje donde cada modelo posa bajo una arquitectura de tonos tierra y muy luminosa, se presenta como los vestidos que siempre soñaste para tu gran día.
Caperuza como velo, llena de plumas y detalles joya. Propuestas arriesgadas que se salen del estilo tradicional que puede verse en las bodas, apostando por una figura femenina, pero nada encorsetada. Aunque tenemos que destacar un vestido donde la corsetería es la clave.
La escenografía ya comentada fomenta esa imagen donde la novia es una mujer segura de sí misma, de sus gustos y la cual se presenta atrevida para su gran día. Apostando por la “delicadeza de la visión de su momento” pero sin olvidar la magia que traspasa al verla con una apuesta como es estos vestidos del gran diseñador libanes.
Por:
Esther Gallego