Los estándares de belleza son un lacra que, por suerte o desgracia, condicionan la vida social y en qué empleamos nuestros recursos. Pero, en el caso de Corea del Sur, estos estándares llegan a otros niveles.
¿Qué son los estándares de belleza? Es una pregunta cuyas respuestas pueden ser un poco ambiguas, pero podríamos definirlo como aquellas cualidades que, según la sociedad, son lo normativo o, más propiamente dicho, aquellas características que la sociedad considera atractivas. Y, cuando hablamos de Corea del Sur, estos estándares llegan a niveles dolorosamente anormales. Y digo dolorosamente, porque estamos ante el país número uno en cirugía estética, donde las operaciones van de un simple “doble párpado” como regalo de graduación del instituto, a una reconstrucción completa del cuerpo para alcanzar estos estándares.
La película surcoreana “200 pounds beauty” es el claro reflejo de los estándares de belleza que esta sociedad contempla. Con escenas donde la protagonista es internada en una clínica estética durante un año completo para alcanzar esa belleza idealizada; como al salir de dicha clínica la sociedad la recompensa y favorece porque ya es guapa; y un final donde la protagonista no consiente tener relaciones sexuales con el hombre del que está enamorada, por miedo a que la silicona o los puntos se le noten o se abran.
Los mismos coreanos afirman que muchos puestos de trabajo son obtenidos por cómo se ve su imagen. Sin embargo, puede resultar ofensivo para los coreanos, que bajo nuestro filtro Occidental juzguemos su forma de vida y en cómo emplean o no sus recursos, puesto que la sociedad coreana es una de las que más invierte en el cuidado personal. Pero, ante nuestros ojos, resulta alarmante, la obsesión de las mujeres coreanas por esos 48 kilos o esa piel blanca porcelana, rozando lo antinatural. En definitiva, unos estándares demasiados estrictos y con poco espacio para la diversidad.
A su vez, también hay que reconocer que este exceso de self-care, ha contribuido a algo bueno: cero masculinidad tóxica ante el cuidado personal y el maquillaje. Puesto que, en dicho país, la industria está enfocada tanto para hombres como para mujeres. Aunque tenemos que recordar y reafirmar que las exigencias siguen siendo más estrictas para ellas.
En cuanto a estos ceñidos estándares de belleza, hay un pequeño resquicio para la diversidad, donde destacar dos mujeres que no dejan indiferente a nadie. En primer lugar, a Hwasa (화사), componente de un grupo llamado Mamamoo(마마무). Ella ha relatado en varias ocasiones como eran sus audiciones para las corporativas musicales, y como siempre le repetían las mismas palabras: “Cantas bien, pero tu figura no encaja”; “Tu voz es impresionante, pero estás un poco gorda”. Aun así, ella no desistió, y decidió que, si no podía encajar en los estándares, ella crearía los suyos propios. Actualmente es uno de los mayores referentes de la industria musical en Corea.
Otra figura femenina que destaca es Jessi (제시), de padres coreanos pero nacida en Estados Unidos, se dio a conocer por el famoso programa surcoreano Unpretty Rapstar. Donde no sólo captó la atención del público por su presencia y voz, sino también por su cuerpo curvy y bronceado. Y cuando hablamos de curvy, nos referimos sobre todo a sus pechos, por los que fue objetivo de duras críticas por mostrar mucho escote. Ante esto, la cantante respondió a todo ese hate en una entrevista con un simple: “¡He pagado por ellas!”. Y como Hwasa, a día de hoy es un peso pesado de la industria.
No obstante, muchos coreanos se niegan a la aceptación de otros tipos de cuerpos, alegando que son modas. En el caso de Hwasa y Jessi, los coreanos las llaman las Nammi Mommae (남미 몸매) o como sería su traducción, “cuerpo de latinoamericana”. Muchos llegan a afirmar que ellas no son populares por su belleza o talento, sino por promover un cuerpo “confident and healthy”. Lo cual nos puede llegar a chocar, pues eso sería bueno, ¿no?
Sin embargo, para ellos simplemente es moda y una importación más del mundo Occidental. Y al ser eso, una importación, son más tajante a la hora de reafirmar sus estándares, debido a que ser delgada y con rostro pálido ha sido a lo largo de la historia coreana lo normal, lo “femenino”. Al mismo tiempo, hay que destacar la vulnerabilidad de las generaciones actuales; ya que Corea del Sur, actualmente, está en el punto de mira a nivel mundial.
Y es aquí donde entra la gran pregunta: ¿es todo válido para alcanzar los estándares de belleza?
Por:
Concepción Gómez